Medicina General

La inflamación

Ilustración sobre la inflamación en el cuerpo

El cuerpo necesita de cierto grado de inflamación para repararse, el problema es el exceso de inflamación o la inflamación que se mantiene a lo largo del tiempo. La inflamación es una respuesta de los tejidos vascularizados a las infecciones o cualquier agente agresor y al daño de los tejidos, esa respuesta hace que nuestras células y moléculas de defensa pasen de la circulación a localizaciones en las que son necesarias para eliminar los agentes causantes de la agresión.

Muchas personas acuden a los medicamentos antiinflamatorios para control de la inflamación; hay dos tipos de inflamación, una es aguda como por ejemplo cuando nos pica una abeja y otra es la inflamación crónica como la que se da en los cánceres, infartos o trombosis.

Existen cinco alimentos que nos ayudan a evitar la inflamación crónica evitando aparición de cualquiera de estas enfermedades:

1. La cúrcuma: que es el antiinflamatorio más potente que se hay en la naturaleza, es un alimento milenario lo han utilizado los chinos e hindúes desde hace cientos de años para tratar los tumores, posee propiedades antiinflamatorias además propiedades antioxidantes. La cúrcuma es modulador de la cascada de la inflamación dentro del cuerpo es decir de todos esos fenómenos de interacción celular y liberación de sustancias que se da cuando se produce la inflamación al contrario de lo que hacen los medicamentos antiinflamatorios que bloquean esta cascada para que sea efectivo se deben tomar preparados de cúrcuma que contengan más de 1500 mg día, menos de esa cantidad no logra ningún efecto terapéutico.

2. El jengibre: también muy empleado en la medicina china e hindú sirve para inflamación generalizada y la inflamación gastrointestinal tanto la cúrcuma como jengibre nos ayudas a modular todo lo que implica la inflamación, como lo son las defensas, los radicales libres y los antioxidantes.

3. El romero: se usa mucho en la cocina sirve para eliminar en el intestino el exceso de parásitos, de bacterias o de hongos que podamos tener. Las bacterias al romperse causan mucha inflamación en el cuerpo y eso se relaciona con enfermedades crónicas como por ejemplo la diabetes, se puede ingerir en aceite esencial, pero este debe ser formulado por un médico o también se puede picar un poco de romero y mezclarlo con aceite de oliva.

4. La capsaicina: reduce el dolor tiene también gran poder antiinflamatorio y antioxidante se encuentra en la pimienta cayena y se puede tomar en agua con un poco de limón, un poco de vinagre de manzana, se le adiciona la pimienta cayena, se agrega un poco de hielo y queda listo para tomar.

5. El omega 3: sirve para control de inflamación crónica, debe estar en una relación de equilibrio de 1 a 1 con el omega 6, pero un adulto promedio tiene 25 partes de omega 6, por una de omega 3 y esto hace que crónicamente estemos inflamados y ¿de qué tanto omega 6? Pues del aceite de canola, de girasol y de soya que nos comemos todo el día, toda la inflamación que tenemos en el cuerpo parte de un omega 6 que se llama el ácido araquidónico.

Los preparados de omega 3 que se debe conseguir son los de omega 3 solo y en dosis de más de 1500 mg al día porque menos de esa cantidad no tiene ningún efecto terapéutico y en los alimentos incluir pescado como el salmón o el atún,
al comprar los preparados debe mirarse que tengan una relación EPA / DHA de 3 a 2 o de 1.5 a 1. Otras fuentes de omega 3 son las algas y el aceite de linaza y este último hay que consumirlo en mucha cantidad porque solo el 15 % se convierte en el omega 3 que uno necesita.

6. Té verde: contiene unas sustancias llamadas catequinas que reducen por su gran potencial antioxidante la inflamación del cuerpo y se ha demostrado por muchos estudios la gran utilidad del té verde en la función cardiovascular, cerebrovascular y es de utilidad también en todo lo relacionado con el azúcar y en múltiples enfermedades crónicas.

Para finalizar nos queda la idea que a nuestros alimentos les podemos sacar muchísimo uso medicinal sin recurrir a preparados farmacéuticos evitándonos así muchos efectos adversos.